Como decíamos, desde el lugar de costumbre se ha salido con un ligero retraso, por que a alguien se le han pegado las sábanas, dirección a la albufera para recoger al de Anna que esperaba al resto.
Desde aquí se ha enfilado dirección al Barranc de la Sal donde nos hemos encontrado con el que creíamos que sería el primer barrizal del día que ha sido sorteado con mucha maestría por todos los ciclistas quedando monturas y jinetes parcialmente rebozados por un muy agradable y pringoso cieno apestoso. Ya pensábamos que esto sería la antesala de lo que nos esperaba el resto de la vuelta, por las características del terreno por el que discurre (arcilla en su mayoría), pero nos hemos encontrado con la sorpresa de que el terreno de las salinas y alrededores estaba en perfectísimo estado para cliclar sin barro ni polvo ¡Una maravilla serpentear, subir y bajar toboganes por las sendas de este paraje!
Pues bien, tras cruzar Llanera de Ranes, realizar un recorrido turístico por la Granja de la Costera y pasar por la Llosa hemos comenzado el ascenso por el Barranc del Salazar para enfilar las sendas tan divertidas que comentábamos.
Antes de llegar a la Casa de Tena, Jorge ha sufrido un pinchazo que ha servido, como siempre, para que Petaki nos diese una de sus lecciones magistrales sobre la mecánica de la bici. Solventado el problema, tras el almuerzo en la Casa y realizar la preceptiva foto de grupo, los 7 han seguido por la senda de las salinas y hemos descubierto una variante (que realizaremos en la próxima vez que se haga esta vuelta) porque promete ser muy divertida.
La subida a la ermita de Sta. Ana se ha realizado sin ningún esfuerzo, eso sí a 170 pulsaciones por minuto, pero sin sufrir, que pa eso no estamos. Tras disfrutar de las hermosas vistas y poner a prueba la agudeza visual de algunos porque alguien decía que se podía ver las grúas del puerto y la Ciutat de les Arts, se ha bajado a todo trapo hasta el antiguo puerto de Carcer. No se sabe porqué, pero en este punto la velocidad de los Pabajeros ha aumentado considerablemente, eso sí, sin levantarse del sillín. ¡Ah! esta vez no hemos visto a nadie “bombeando” pero sí tomando el sol a pecho descubierto.
El resto de la vuelta ha consistido en dejarnos caer a Rotglá, pedalear hasta el camino de la pirotécnica, subir la cuestecita que lleva al alto del puerto de Alcudia, vadear el Barranco del Clot del Sastre, subir a Tiboles, pasar por la Albufera donde se ha quedado el de Anna y llegar sanos y salvos a casa.
Y la semana que viene más.
Fotos desde aquí.
Perfil desde aquí. (IBP 82)
Crónica L.E.
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